martes, 5 de mayo de 2020

 WIFI

WiFi viene de ‘Wireless Fidelity’, es decir, ‘fidelidad inalámbrica’. Es una tecnología de transmisión de datos inalámbrica utilizada para Internet –principalmente- y que se basa en el estándar 802.11. Pero ¿qué es realmente, y cómo funciona? En la mayoría de los casos se utiliza en el ámbito doméstico, para la conexión de dispositivos en red local, pero ni mucho menos es la única aplicación práctica posible, y los detalles sobre su funcionamiento son mucho más complejos e interesantes de lo que a priori podría parecer.
Siempre que sea posible, lo más conveniente es conectar por cable. Es la mayor garantía de velocidad y estabilidad; sin embargo, hay en casos en los que únicamente la conexión WiFi es posible. Y su ventaja está precisamente ahí, en que el WiFi puede llegar donde no llega la conexión cableada, igual que ocurre con las redes móviles en relación con la infraestructura de banda ancha por fibra óptica. Además, en términos de coste de instalación es también más económico que una red cableada.

¿Cómo funciona la conectividad WiFi?

El WiFi se basa en ondas de radio, exactamente igual que la propia radio, la telefonía móvil o la televisión. Ahora bien, las frecuencias que se utilizan para esta tecnología de conectividad inalámbrica son distintas, concretamente 2,4 GHz hasta el estándar 802.11 n y 5 GHz en 802.11 ac. Actualmente, aunque los 5 GHz proporcionan unas prestaciones superiores, se utilizan ambas frecuencias y, además, en los equipos de mayores prestaciones se combina la transferencia de datos por ambas bandas.

Los dos componentes del WiFi

En una conexión WiFi tenemos un adaptador inalámbrico en un ordenador –u otro dispositivo- que traduce los datos en forma de señal de radio y, a través de una antena, los transmite ‘por el aire’. Y un router, también inalámbrico, que es el que se encarga de recibir la señal y decodificarla. Y una vez hecho esto, por una conexión física, por cable, a través de Ethernet, envía la información a través de Internet a otros servidores.
Evidentemente, todo este proceso ocurre exactamente igual, pero al revés, cuando es el ‘cliente’ el que tiene que recibir información desde Internet. El router inalámbrico recibe datos que traduce en señal de radio y envía al adaptador inalámbrico. Todo esto puede ocurrir en 2,4 ó 5 GHz, como comentábamos anteriormente, y sobre los estándares 802.11 a/b/g/n/ac. Existe retrocompatibilidad entre estándares de adaptadores y puntos de acceso, y en las últimas especificaciones se puede transmitir de forma simultánea en dos bandas para una mayor velocidad en la transferencia de datos.

Qué es un punto de acceso WiFi

Un punto de acceso es un área con conectividad inalámbrica a través de esta tecnología. Nuestro router es un punto de acceso WiFi, por ejemplo, siempre y cuando cuente con esta tecnología, y las redes públicas en cafeterías, aeropuertos y otros establecimientos lo son también. No obstante, una amplia variedad de adaptadores de red inalámbrica pueden compartir WiFi si están conectados a otra red que les permita el acceso a Internet. De hecho, los teléfonos inteligentes pueden aprovechar de esta manera la conectividad inalámbrica con redes móviles y, por eso, podemos compartir WiFi con Android y iPhone.

Tipos de seguridad en conexiones WiFi

La seguridad del WiFi es variable, principalmente en función del cifrado que se aplique a las comunicaciones entre el router y los adaptadores inalámbricos. Existen varias opciones, y se pueden dividir entre seguras y no seguras por sus características técnicas:
Una WiFi abierta, sin contraseña, no aplica cifrado en las comunicaciones y no tiene contraseña de acceso. Esta es la opción más insegura, en tanto que cualquiera puede conectarse con el router e interceptar sus comunicaciones con los dispositivos conectados al mismo. Por lo tanto, es relativamente sencillo espiar a cualquier usuario. Pero también es inseguro el cifrado QEP, que 4es el más básico. Es un cifrado débil y con vulnerabilidades demostradas que permiten conseguir la clave de cifrado en apenas unos minutos.
El cifrado WPA, que es posterior, sí se considera seguro, aunque no lo es al cien por cien. También se considera seguro el cifrado WPA2, que es una evolución de este anterior, y no solo mejora la seguridad sino que también introduce mejoras relativas al rendimiento en los intercambios de información. Estas dos opciones, como comentábamos anteriormente, son las que se consideran seguras en la actualidad.

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